La idiota del pueblo, era el hazmerreír por su simpleza, por sus pies descalzos, por su locura sana.
Era un personaje inclaudicable, el cual vivía el día a día. Paseándose por la plaza de la cuidad bastarda.
De la ciudad sin identidad. Podría ser cualquiera, nadie sabría que lugar era.
La idiota del pueblo mendigaba y mendigaba, sin embargo.
Muy pocos, retribuían su llamado.
La idiota del pueblo tenía los ojos tristes y sin vida.
Sin embargo, un día cambio. Dejó de mendigar. Parada en la calle, paró fuertemente a unos de los personajes anónimos y sin vida que caminaban por esa ciudad muerta. Le exigió, una moneda, con tal determinación. Que el hombre impávido, le pasó un billete.
La idiota del pueblo, dejó de ser idiota.
No obstante, perdió algo en el camino, su inocencia.
Ya no sonreía al ver una planta crecer, ya no.
Ahora los pájaros, eran solo pájaros. Había pagado el precio de dejar de ser idiota, ya no veía los detalles del mundo.
Pero eso no era nada, comparado con lo que aprendería a ver ahora.
Nada.
Sólo era una cosa por otra, un trueque de la vida.
"La vida es un proyecto, sin proyecto de vida proyectado"
La idiota del pueblo
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