Donde meter La Mano

Sigo escuchando La Mano Ajena, ya es parte de mi banda sonora. La cual la integran Doña Bjork para los momentos lúdicos, Skunk Anansie para los caldos de cabeza y el rey del Leitmotiv, Wagner para la crear y explotar en catarsis.
¿Donde meter la Mano en esta mezcla tan particular?

Tal vez en mis momentos tristemente alegres.
Si el Klezmer es así.
Alegra a los parias de la sociedad a los judíos y gitanos. Es un canto alegre de almas tristes, tal vez es solo eso, la razón de todo, que mi alma esta triste, y espera un bonito atardecer para bailar de alegría.

Una puñalada y un beso

Vuelo en círculos. Ayer estuve todo el día viendo Evangelion, me dejo peor, con una sensación de más incertidumbre, aunque claramente el final es una terapia de autoayuda para adolescentes con baja autoestima.
Ya no lo soy.
Qué soy, es la eterna pregunta.
En realidad no soy la única que la formulo, ni la última.

Estoy viendo anime japonés, he visto dos series y tres películas. Los japoneses son increíblemente reflexivos. A veces, muestran partes de la realidad cotidiana, mezclada con el mito y la leyenda. Otras, nuestros caldos de cabeza filosóficos en una simpleza asombrosa. Pero lo que más me gusta, es que no subestiman al espectador. Por años admire a los monos de Walt Disney.

Pero su mensaje me lleno la cabeza de mierda utópica y lo único profundo era la calidad de los dibujos animados. Creo que la rabia esta dirigida más a mi misma y a mi ingenuidad. Los monos son sólo son parte de una sociedad superfula y estigmatizante, la cual es el padre de la nuestra. No quiero renegar de ellos, solo decir que su mensaje tiene tanta profundidad como el Mapocho y aún así todavía lloro con la Bella y la Bestia.
Las contradicciones no paran señores

Trionvirato de colores en Pedro de Valdivia

Dos domingos en el otoño de la vida

Hace unas cuantas semanas durante mi paseo dominguero habitual, me encontré al entrar a comer un sándwich al Mcdonald (cosa que no debo hacer) con una anciana muy particular.
No había nadie en el local, ella muy circunspecta y dama disfrutaba de una empanada en una esquina, yo por mi parte, me auto engañaba comiendo unos nugget de pollos. Súbitamente paso una de las dependientas del lugar y me dijo: tenga cuidado con la mochila. Era la excusa perfecta para que la anciana empezara la conversación.
“Es terrible cuando se llena de niños, no dejan comer”, debe ser contesto por cortesía, la viejecita sigue su monologo: “Yo vengo todos los días, me como una empanada, me tomo un té”.
Subí la mirada para prestarle un poco de atención, tenia los ojos turquesa y una cara de felicidad, por su atuendo no se veía como indigente. “Debe ser terrible” le conteste. “Si, pero yo me acostumbre” me dijo, y agregó “Es usted sola”.
“Qué”, le conteste.
“Si es usted solita”, volvió a decir.
Vivo acá sola, le conteste. Ahh me dijo, yo era como usted, mis papas murieron y nunca me case.
La conversación ya me estaba dando miedo, cuando se puso más bizarra aún.
“Yo tengo muchos hermanos y ellos tienen plata, aunque vivo sola frente a la biblioteca nacional, no me falta nada, ellos me dan hasta la comida”
Ahh… le contesto es bueno tener a la familia.
Si me dice soy miembro de los “Legionarios de nuestro señor y mis hermanos me ayudan”…. Qué bueno, le dije.
Termine de comer y salí, pensativa.

El otro encuentro extraño fue hoy, camine temprano como todos los domingos de estos días de inestable primavera, cuando comenzó a llover. Con frío me acerque a un paradero, cuando una señora con paraguas en mano me pidió plata para la micro, la mire le dije no tengo. Unas señoras que estaban junto a mi murmuraban. Lo quiere para cigarros. La señora caminaba en círculos pidiéndole dinero al que veía pasar.
¿Siempre es así? Pregunte.
“Si, esta señora lleva años acá, invierno o verano, llueva o no llueva pidiendo plata. Con todo lo que fuma no se como no se enferma”
Me di vuelta y la señora hacia parar un auto pidiendo algo. Al rato se sentó y prendió un cigarrillo, la quede mirando y me fui caminando hasta la casa sin importar la lluvia pensando: Serán fantasmas o reflejo de nuestras realidades, miedos y vicios.