Los titeres

Refrenta

Cómo quererte si no te veo, si no te escucho, si no te siento. Cómo amarte si estas tan cerca pero tan lejos, si no soy nada, si no soy nadie. Miro el ocaso del día, y me pregunto cuando será mi fin, o mejor dicho anhelo con aún más fuerzas mi redención.
Tu maldito fantasma que me atormentas, respirándome metafóricamente al oído. Pero es mentira, por qué no existes, no te veo, no te siento, no te escucho.
Sin embargo, siento tu risa burlesca y veo tus mil caras, tus brillantes ojos de muchas formas, de muchos colores. Veo como me coqueteas sin poderme inmutar para después reírte de mí, a destajo.
Eres un ser maldito.
Tentándome eternamente.
Te odio, Eros, Afrodita,
Vanadis o cómo sea que te llames.
No obstante, todavía espero por ti.

Otra vez lo mismo

De tomo y lomo buscamos la redención y la felicidad. Sin embargo somos completamente ciegos cuando esta rondándonos, vivimos de insatisfacciones e inconformidades. Lo mismo pasa cuando vemos la belleza, esa de todos los días, la cotidiana, la bolsa maldita de Belleza Americana.

Odio el desierto cuando estoy en él. Me parece aburrido, pasinarmónico, ósea profundamente monótono. No obstante cuando no estoy en él. Extraño sus matices de colores, el sonido del viento y su perpetuidad.

Lo mismo me esta pasando con esta cuidad de mierda. Odio el smog, el tráfico y el eterno apuro. Sin embargo, me volví adicta a él. Volviéndose una situación contradictoriamente adrenalinica. Me gustan las calles mojadas de Santiago, las hojas de otoño y el frió de invierno. Qué puedo decir, me absorbió el sistema, tal vez. O solo me adapte, tal cucaracha a la alcantarilla.