Soy celiaca

Soy celiaca, y no lo digo en una forma victimizante. Ya no.
Pasé por la etapa en que renegaba de lo que era. En donde pasaba mirando bobamente los locales de comida rápida, por qué yo no decía. Ya no me molesta que me inviten a tomar té. Antes veía, la palta, la marraqueta caliente o el huevo y/o me ponía idiota y no comía nada tratando de irme lo más luego posible o sucumbía.
Actos suicidas.
De negación.
De profunda negación, yo quiero comer pan como la señora juanita, como el obeso de la esquina.
¿Yo quiero comer pan como el obeso de la esquina?
mmmmm.
Allí empecé a comprender poco a poco.
¿Por qué me voy a echar a llorar por no comer lasaña?
Hay gente qué no puede tomar leche, que no puede comer chocolate, que no puede tomar cosas dulces.
Me sentí una niña caprichosa.
Recordé el hombre de cristal de Amelie. El qué no salía nunca por qué se podía romper un hueso y había dejado de tener amor por la vida. Y recordé el video que Amelie le llevo:
Un afroamericano, que después de la primera guerra mundial había perdido sus piernas. Se puso una prótesis y volvió a bailar feliz.
Nunca perdió el amor a la vida.
Yo nunca voy a poder comer pan.
Lo acepto... finalmente por qué es así.
Per se.

Closer

En el baúl de los recuerdo de mi libreta,cuando esto todavía ni existia. Encontré algo que escribí sobre la película Closer.
El domingo fui a ver Closer. Trata sobre las relaciones, cómo se desarrollan, cómo interactuamos con el otro. Cómo somos.
En la caminata de vuelta recordé ese primer amor. Tenía unos 8 años, un amor infantil por cierto. Pero que con los años se fue trasformando. Hasta llegar en algún momento típico de la adolescencia a ser obsesivo.
Los obsesivos y las obsesiones un buen tema. Deseamos tener cosas, todo y más encima idealizado… ya lo he dicho antes.
Sin embargo. Recuerdo que en algún momento escribí sobre un esbozo sobre un objeto (ser) deseo: "Tú susurro rasgo mis vestiduras, ya no soy la que fui. Mis vestigios, se los llevó el viento". (Súper cliché)
Por cierto, fue un amor no correspondido.
Warholl tenía razón. Closer es sólo otra película espejo. Espejo de nuestros miedos, amores e inquietudes.

Yo, el conejo

Necesito relajarme. Tomar el mundo, mis pensamientos y la vida con más calma. Decirle al conejito que vive en mi interior que no corra tanto, si las cosas no van a cambiar, si son un poco más lentas. Otras no van avanzar más rápido, si no dependen de ti.
Estoy tratando.
Ya no me desespero con los fantasmas.
Espero que un día me acosen y sea lo suficientemente fuerte y de un soplido los espante. Debo buscar la simpleza dentro de mi complejidad. Cerrar poco a poco las ventanas que están abiertas en la casa que es mi vida.
Conejo para.
La vida sigue igual.

Después de la tormenta viene la calma II

Vivimos rápido, queremos todo ahora ya. Envidiamos a nuestro vecino por que tiene un mejor auto que él nuestro. El pelo lustroso de las artistas del cine. El cual sin saber nosotros pasa directamente por el tratamiento del fotoshop. Por que son tan reales como cualquiera, como tú o como yo. Nada es perfecto, pero vivimos anhelando la perfección, la felicidad. ¿Pero qué es la felicidad?
¿Un dejo de esperanza?
¿Un amor correspondido?
Las cosas son así. Si no lo disfrutamos ahora tal vez sea demasiado tarde. Que tanto, estamos rodeados de inseguridades.
No confiamos en el amor de nuestros padres.
En el cariño de nuestros amigos.
De nuestra pareja, cuando estamos eternamente buscándola.
Es el eterno terror a encontrarnos solos, cuando nacemos solos y nos vamos solos. Es solo un estado. Hay que reinventarse. Estoy en eso. De vuelta como el ave fénix. Eternamente tratando de descubrir quién soy y como soy.

¿Pero saben?
No soy la única. Es el mundo real.
Bienvenidos.