Acabo de ver una situación patética, mientras compraba el almuerzo en el Unimarc, un adolescente se enfrascaba a golpes con un guardia de seguridad del local. La gente, asustada, sólo atino a quedar petrificada.
Yo quede petrificada, mientras la madre del joven gritaba, mientras las películas del video club volaban. Todo parecía estar en cámara lenta, la mujer gritando, el adolescente sangrando.
Suéltalo, suéltalo decía la señora.
La violencia engendra violencia, el miedo engendra miedo. Me sentí cobarde, impávida ante esa situación de abuso de autoridad. Entiéndase, que por ningún motivo estoy justificando el robo, pero uno no sabe que es lo que viene atrás.
Un resentimiento enorme, de parte del joven, de parte del guardia.
Pero que tiene que ver esto. Con la película de Kubrick, tal vez sólo el hecho que la terminaba de ver, cuando salí. El hecho que Barry, se traiciona a sí mismo, a lo largo de los episodios, que el mundo lo hace cambiar. Pero realmente él cambia, por que quiere cambiar. El mundo no justifica nuestros actos, el desamor de Barry Tampoco, y menos un simple paquete de galletas de un supermercado.
"La vida es un proyecto, sin proyecto de vida proyectado"
El supermercado y Barry Lyndon
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1 comments:
en estas pasadas fiestas mientras celebramos un amigo recibio una llamada estaban robando en la casa de su suegra y una lola de 19 estaba dentro de la casa con el ladron, nosotros a un par de cuadras llegamos en un abrir y cerrar de ojos al pobre infeliz ladron en el acto fue golpiado salvajemente y en algun momento me pregunte si actuabamos con crueldad pero la misma policia nos felicitaba por nuestro ajusticiamiento y nos dejaba con la idea de que las cosas ya estaba a nivel de pelicula del viejo oeste y que era muy probable que este tipo apesar de la lei y los golpes recibidos ya tenga su decición tomada sobre tirar su vida por el escusado, robando y atemorizando a los demás.
un alma perdida que se suma al de las galletas robadas
johnny G.
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