La irreducible levedad del ser

Caminamos por la calle sin ver a nadie. Sólo nos importa el día a día, no sopesamos las cosas que hacemos o decimos.
Las palabras se las lleva el viento.
Somos tan grandes y tan pequeños a la vez.
No somos nada, somos todo. Somos no más.
Cada vez más maquinas, menos almas.
El postmodernismo nos satura y nos come.
Poco a poco.
Todo esto me lleva de vuelta a Wagner, quien también sufrió cambios revolucionarios. Durante la composición del Anillo, al músico se le reveló lo que la idea tenía de utópica. Tras la desarticulación de la revolución, murió para Wagner el héroe del futuro, (Sigfrido) y ganó protagonismo el que para el compositor era el responsable del desastre, Wotan.
Sus pecados eran los de la soberbia e impiedad.
Tal como vemos el mundo ahora, lleno de soberbia, cada uno por su lado

0 comments: