Juana Ajena

Hay cosas con las cuales pierdo toda objetividad. Especialmente cuando tienen que ver con los gustos. Me gusta La Mano Ajena, y Juana Fé.
No hay caso.
Como no puedo hacer un comentario debido sobre su música sin un dejo de cariño nebuloso.
Prefiero contar el concierto.
Llegamos temprano frente a un frió de los mil demonios. Primero con el Víctor salimos a comprar cigarros, después yo quise tomar un vaso de ron.
Después de 4 meses que no tomaba una gota de alcohol...
Con el estomago más abrigado, más relajada procedí a pedir fanáticamente que me firmaran mis discos.
Si.
Tal Groopy.
No pá na…
Comenzó con una hora de retraso pero no importó nada…. Yo estaba en mi salsa.
Bailando, después del 3r ron. Conversando con Tomás Muhr de Juana Fé, y después conversando con el baterista de La Mano Ajena.
Yo, la tímida.
Después que tocó la Mano, le dije barsamente al baterista. ¿Oye te puedo hacer una consulta, por qué nunca tocan María derrumba Mi rumba?
La tocamos la semana pasada, me dijo. Pucha, dije.
¿Tú eres Evelyn, la que escribe en el blog?
Si dije.
Me quedó mirando y me dijo: La Juana Ajena, tiene una sorpresa. Tranquila.
Ya… dije yo no puede ser tanta la suerte.
Y lo fue, después de bailar rumba, salsa, cumbia con el Víctor, cosa que no se hace sano. Todo el rato. Era un trompo.
Salio la Feña, (que patua) al escenario y la cantó.
La raja, fue un éxtasis musical.
Como digo, no puedo ser objetiva, no puedo cuando hay sentimientos comprometidos.

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