El hoyo

Acabo de hablar con uno de esos amigos de años, de infancia. Tratando de analizar cosas, muchas cosas. Una de mis más queridas amigas está sumergida en el flagelo de la droga. Pastabasera. No es la primera ni la última que sucumbe y se abstrae de este mundo crudo. Mi corazón tiene una pena enorme, pero no puedo hacer nada.

Una y otra vez, me da vueltas en la cabeza la última conversación telefónica que tuvimos. Ahora lo veo y es un grito desesperado. “Vas a volver a Antofagasta, Evelyn”. ¿Cuándo vas a venir? Pero que puedo hacer…. Si no reconoce que está mal. Si es adulta y yo esto a mil seiscientos kilómetros. No lo sé... Sólo sé que está en el hoyo. Y yo no quiero hundirme con ella. 

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