We all mad here

Son las 6 y media de la mañana, tengo los ojos destruidos, si destruidos de los placebos de felicidad que tomé ayer. Escucho un maullido sordo y lejano advirtiéndome sobre mis obligaciones de tutora. Recapitulo el tiempo mientras un cigarro se consume en mi mano. Estoy atontada por el dolor de espalda que no me deja dormir, advirtiéndome que se viene luego el cambio de folio. Tan cercano al cambio de estación, al advenimiento de un año nuevo.

Santiago sigue acelerado, nervioso, ansioso, como un niño chupándose el dedo esperando su chocolate de premio. Ya no me perturba, no me molesta. Me acostumbre a él.

Podría decir….tin tan lalala……. Sigo siendo el gato de Cheshire, mis amigas. Tiño la vida con incredulidad y sarcasmo, mientras aparezco y desaparezco. No me involucro, miro la vida con cinismo. Si soy ese gatito rosado que se ríe de ti constantemente, pero que puede llegar a ser tu pepe grillo. Te lo dije.

Te lo dije. Con mi risa sarcástica…..

“El Gato, cuando vio a Alicia, se limitó a sonreír. Parecía tener buen carácter, pero también tenía unas uñas muy largas Y muchísimos dientes, de modo que sería mejor tratarlo con respeto. -       

- Minino de Cheshire -empezó Alicia tímidamente, pues no estaba del todo segura de si le gustaría este tratamiento: pero el Gato no hizo más que ensanchar su sonrisa, por lo que Alicia decidió que sí le gustaba-. Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?

        - Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar - dijo el Gato

No me importa mucho el sitio... - dijo Alicia. - Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes - dijo el Gato”

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