La puerta

Esperanzada e ilusionada con un ideal, tocó el timbre reiteradas veces, traía el alma en vilo, esperando una pronta respuesta. No sabía que su ansiedad no sería retribuida.
Al otro lado del umbral de puerta, él la vio llegar. Sacudiendo la cabeza frunció su seño, se alejo rápidamente.
No pensaba abrirle la puerta.
No estaba dispuesto a escuchar su perorata sin sentido.
Ella se fue con un suspiro, sus ojos negros se entristecieron.

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